El actual Mare Nostrum que nació en 1985 es famoso por los platos de pescados cocidos al carbón, sus langostas a la Sartén o en Champaña, sus peces deshuesados y cocidos en mantequilla u horneados taponados de sal. De su multiplicidad de mariscos quizá uno de los más famosos sea el pulpo pues su cocción nos valió una mención honorífica de la Academia Culinaria de Francia y de sus sopas marinas las cinco que hacemos son tan famosas como el pan. Tenemos ya cuarenta años de vida en el arte de preparar los frutos del mar. Por eso será que presidentes de varios países del mundo, artistas famosos, entrenadores de futbol, en fin, celebridades de todo género nos han visitado para comprobar nuestras afirmaciones. Si por cualquier razón, alguna persona desea quedar bien con sus invitados, no duda en reservar una mesa en el Mare Nostrum ubicado en las calles Tamayo y Foch cuando esquina hacen. Si la cocina es un arte, todo esta actividad se encuadra dentro de un procedimiento. El nuestro está enmarcado en la siguiente concepción de restauradores gastronómicos. Todo alimento es bueno, bien preparado significa otra cosa. De Allí que yo hable del: “Arte del Bien Comer” que es milenario, como milenaria es la búsqueda de la perfección por el hombre. El primer indicio el hambre, el segundo la voluntad de saciarla. Llegado que has, déjate llevar a la mesa, percibe la música. No opongas resistencia a las sugerencias de quienes sabemos lo que pasa en la cocina. Una copa de vino blanco o una de jerez dilatan divinamente la grata tarea que habrás de encomendarnos. La entrada simple y pequeña; como el pulpo en cualquiera de sus formas, las almejas igual, los calamares o los caracoles marinos, o la sugerencia del chef, que siempre será la perfecta. Si por la tarde tenéis que trabajar o por la noche pretendéis dormir, habréis de saber que hay especialidades que no admiten entrada, tal el caso de la mariscada (La mar en un plato). Acompañar la comida con vino es una caricia al paladar, el hacerlo con cerveza es una buena costumbre. El postre también ligero y fresco, los «abocados» son perfectos. Con fruta de temporada o bizcochuelo no hay lugar al error.
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