Desde un principio había una idea clara, querían abrir “el restaurante al que nos gustaría ir a comer”. Para ello cada uno aportaría su granito de arena y sus conocimientos y preferencias culinarias, sin duda habría mucho producto, fondos, guisos, salsas y sabores de toda la vida, platos que te trasladan al sofá de la abuela o a una mesa en una pequeña tasca del norte de España… Ante todo, querían que hubiese cocina, de la de verdad, en la que se mueven ollas, carnes pasan casi días enteros en el horno y los productos más frescos y de temporada llegan a diario para en base a ellos elaborara no sólo la carta que por su puesto, sería estacional, sino varias sugerencias que cambiarán diariamente.
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