Bernardino Moreno y su esposa, María García, abrieron en 1931, en la calle de Bravo Murillo, nº 7 de Madrid, su primera pastelería.Las ensaimadas y los torteles, junto con el resto de productos que salían de su obrador, enseguida ganaron merecida fama entre los vecinos del barrio.Dieciocho años después, pasada la dura postguerra, y con sus hijos, José, Manuel y Juana aún muy jóvenes, pero ya conocedores del negocio, abrieron la segunda tienda en la calle de Velázquez, nº 59. A lo largo de los años se abrieron nuevas tiendas, se ampliaron las líneas de producto, incorporando la pastelería salada, la cocina, los bombones, los caramelos, con el único objetivo de dar lo mejor, siempre productos recién hechos y elaborados en nuestros obradores. Se buscó lo último y lo mejor en producto gourmet. Se implantaron nuevos servicios y nuevas líneas de negocio hasta llegar al mundo Mallorca de hoy.
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